El cuerpo de la madre no para de cambiar, incluso después del parto, siguen habiendo ciertas modificaciones donde el cuerpo se está reajustando a la normalidad.
En el caso del bebé, ahora es que tendrá muchos cambios que sufrir. En la semana 28 del embarazo, será el sistema nervioso el que principalmente tomará el control de este proceso.
Ahora más que nunca deberás cuidarte al 100%, usa el cinturón de seguridad, ingiere mucho líquido, ten una alimentación balanceada y no olvides realizar actividad física. Tu bebé te lo agradecerá.
Cambios en el futuro bebé
Durante la semana 28, no habrá muchos cambios significativos con respecto a la longitud y peso del feto. Para este tiempo contará con 36 centímetros y con un poco más de un kilogramo, entre 1.100 y 1.200 gramos.
Debido a que casi todos sus órganos ya se encuentran bastante desarrollados, ahora vendrá el turno del sistema nervioso. El volumen del cerebro aumentará contribuyendo a un crecimiento del peso. Además, su superficie ya no será tan lisa, sino que ahora tendrá surcos.
De ésta manera, se irán perfeccionando los diversos sectores del encéfalo que luego podrán controlar al 100% al futuro individuo.
Cambios en la madre
El crecimiento del útero comprime cada vez más la vejiga y el suelo pélvico, logrando que aumente las ganas de orinar, incluso podría haber incontinencia urinaria (pérdida involuntaria de la orina).
En la semana 28, es posible que aumente la pirosis (sensación de quemadura desde el estómago hasta la faringe). Si la madre acabó de comer, lo recomendable es no acostarse de inmediato para que los jugos gástricos no se regresen tan fácilmente.
Es muy importante que la mujer ingiera alimentos con alto contenido de hierro, ya que necesitará aumentar sus niveles de glóbulos rojos para enviarle los requerimientos necesarios al feto mediante la placenta. De ahí es donde obtendrá el oxígeno correspondiente.
Evaluar grupo sanguíneo de los padres
Si aún no se habían percatado de eso, es hora de que lo evalúen. Por lo general, no tiende a interferir en el embarazo, sin embargo, hay circunstancias en que sí.
Si el padre es Rh positivo y la madre es Rh negativo, habrá un 50% de probabilidad de que el hijo resulte ser Rh positivo, igual que el padre. Si esto llegase a suceder, es una alarma ante posibles consecuencias.
Como se dijo anteriormente, la sangre de la madre se dirige hacia el feto para nutrirlo, sin embargo, si la madre es Rh negativo y el feto positivo, ocurre lo denominado “incompatibilidad fetal o RH”.
Esta afección se destaca por ser una respuesta del sistema inmunitario de la madre ante los elementos supuestamente extraños del feto (glóbulos rojos Rh positivo), provocando la destrucción de las células sanguíneas fetales a través de la producción de anticuerpos.
Si eres primeriza no sucederá nada de esto, pero si es tu segundo bebé y tuviste algún embarazo interrumpido o abortos espontáneos anteriormente si habría de qué preocuparse.
Para evitar todos estos inconvenientes, durante la semana 28 se le puede administrar a la madre una inyección llamada “Rhogam” para evitar que produzca anticuerpos contra las células sanguíneas del bebé.