En la semana 8 del embarazo comenzó un nuevo mes, específicamente el segundo. Durante esta nueva etapa ocurrirá un salto muy significativo: ¡Pasará a llamarse feto!
De embrión a feto
Muchas personas utilizan las palabras “embrión” y “feto” como sinónimos pero resulta que son dos términos completamente diferentes. La primera de ellas sucede al inicio del proceso de gestación y la segunda ya finalizando el recorrido.
Un embrión es producto inmediato de la fecundación de las cuales, tras una seria de procesos, irá adquiriendo rasgos morfológicos más detallados y acentuados, pareciéndose cada vez más a un ser humano.
Es ahí donde comenzará a llamarse “feto” que, dicho en otras palabras, es la fase donde el futuro bebé cuenta con todos los órganos internos, pero que aún no estarán completamente desarrollados, sin embargo, será el nuevo comienzo para que vaya valiéndose por sí mismo.
Durante esta octava semana es donde precisamente el embrión pasa a llamarse feto, ya que contará con sistema digestivo, respiratorio, muscular, cardiovascular y nervioso.
Cambios del feto durante esta semana
En la semana número 8, el feto adquirirá 5 milímetros aproximadamente desde la semana anterior, midiendo en total como 20 milímetros, es decir, 2 centímetros de largo, desde la cabeza hasta los pies. Además, ya pesará aproximadamente 1 gramo.
En cuanto a las extremidades, ya serán más notorias, apareciendo en el extremo distal unos surcos que originarán los futuros dedos.
Gracias a que el sistema muscular está empezando a funcionar, el feto probablemente podrá realizar sus primeros movimientos involuntarios. Quizás empiece a flexionar los codos y las muñecas sin tener algún consentimiento, ya que su sistema nervioso todavía no está 100% desarrollado.
Los ojos ya se encuentran más evidentes, incluso, ya adquieren pigmento o color en una porción denominada retina.
En la parte caudal del feto se irán formando unas protuberancias que darán origen a los futuros genitales que aún no permitirán identificar el sexo, debido a que todavía le faltará que se forme ciertas estructuras, tanto internas como externas.
Síntomas de la madre
En este tiempo, el tamaño del vientre de la madre probablemente haya aumentado y sea visible su cambio. Tiende a crecer aproximadamente las dimensiones de un puño, trayendo como consecuencias calambres o molestias en esta zona y en las piernas.
Aunado a esto, suele aparecer la ciática, las cuales se define como el dolor que se prolonga desde la nalga hasta la parte inferior de la pierna, producto de la inflamación del nervio ciático encontrado en esa zona. Esto se debe a la presión que ejerce el útero sobre el mismo.
El cansancio, las náuseas, vómitos, la intolerancia a diversos olores y cambios súbitos en el estado de ánimo, son alguno de los síntomas que suelen intensificarse durante esta etapa.
Recomendaciones
Es importante que la madre siga al pie de la letra lo que le indica el médico y más aún en esta etapa tan decisiva; que es donde los diversos órganos necesitarán más que nunca un buen sustento alimenticio para crecer adecuadamente sin ningún contratiempo.
La madre deberá consumir suficiente hierro, calcio, zinc, ácido fólico, vitamina D, yodo, etc. Además, no puede dejar por fuera la realización de la actividad física de baja intensidad en cualquier momento del día.